Tuesday, February 14, 2012

J.E. Hamilton: Una mirada al lado español de Occupy Wall Street: Los indignados.



J.E. Hamilton: El verano español: Notas para un estudio comparativo de las revoluciones
25 de octubre de 2011

Una mirada al lado español de Occupy Wall Street: Los indignados.

Por J.E. Hamilton

La reciente experiencia estadounidenses de movilización social bajo la forma de acampadas —la manifestación Occupy Wall Street que comenzó el 17 de septiembre en el Parque Zuccotti— debe mucho de lo acontecido y de lo que está aconteciendo a la Puerta del Sol de Madrid. La primera protesta occidental de gran magnitud que sucedió a la Primavera Árabe fue el movimiento de Los indignados en España que se originó a partir de una protesta por todo el país el 15 de mayo y que rápidamente dio paso a una sucesión de acampadas, asambleas populares y marchas.

El movimiento 15M ha sumido en la confusión a la clase política y a los consejos editoriales. Aún gozando de una vida que late en forma manifestaciones regulares y de una red de comisiones en vecindarios y localidades de todo el país, el 15M ha encontrado la forma de articular un sentimiento ampliamente compartido, pero que todavía no goza de reconocimiento.

En muchos aspectos, Occupy Wall Street ha intentado, y logrado en gran medida, poner en práctica en sentido inverso, la trayectoria experimentada por el 15M, que pasó de las protestas a las acampadas y de éstas a las asambleas populares. Muchas de las tácticas de los indignados han reaparecido en Chile, Israel, Reino Unido y otros lugares. Así pues, la historia española resulta instructiva a la hora de discernir adónde podría conducir toda esta conmoción y entender lo que OWS tiene en común, o no tiene, con otros levantamientos presenciados este año.

1.
"Queríamos transmitir que estamos en contra de la forma en que nos trata el sistema. Estamos en contra de la policía y de los sistemas de control. El sistema político. Todos coincidíamos en que estábamos en contra del sistema actual. Eso es lo que nos unió". 

Son las palabras de Lara Jerez, miembro del Grupo de Trabajo Social, un comité de la "no-organización" del 15M con varias asambleas diseminadas por todo el país cuyos miembros discuten sobre problemas como el acceso a la sanidad, la utilización de los espacios públicos o la contaminación ambiental y tratan de ofrecer soluciones a los mismos (Debo decir que traduje documentos para el Grupo de Trabajo Social en verano y otoño).

"Yo creo que eso es lo que hace que nuestro movimiento sea muy distinto de cualquier otro movimiento estudiantil, obrero o político" continua Lara. "Somos un movimiento ciudadano. Todo el mundo está afectado y, tarde o temprano, tiene algo en común con el 15M".

Lara, una argentina de 32 años, pelo oscuro y gafas a la moda, se reune conmigo una noche fresca de principios de septiembre para hablar de lo que ha ocurrido desde Sol (una sinécdoque típica de los movimientos populares, que se refiere al 15 de mayo o a las protestas y asambleas en marcha).
Con nosotros está Juan Miguel, de 28 años y pelo rizado. Es vendedor de billetes de tren y también miembro del Grupo de Trabajo Social. No desea dar a conocer su apellido. Nos encontramos en la misma Puerta del Sol, donde concurre la manifestación de un gran sindicato. El puesto de información del 15M bulle de turistas curiosos y de manifestantes veteranos que leen panfletos y hablan sobre una reforma constitucional inminente.
Un conocido se deja caer para relatarnos su poco inspirador fin de semana de movida antinuclear rural; alguien cerca de nosotros se arranca a cantar. Buscando un poco más de tranquilidad deambulamos subiendo por la Calle de Tetuán, atestada de tiendas, hasta la Plaza del Carmen, más apacible. Allí un grupo de trabajo de Derechos de las Personas Discapacitadas celebra una reunión en unas escaleras de hormigón. Lara y Juan Miguel pasan los siguientes 10 minutos tratando sobre los planes para la siguente marcha, las fotocopias de un folleto y asuntos relacionados con la cuenta de correo de un grupo. Tras acomodarnos en el suelo delante de un árbol, les pregunto acerca de los inicios del 15M.

"La manifestación o reunión de los acampados (el 15 de mayo) la organizó Democracia Real ¡Ya!" dice Lara, nombrando la página web que hizo la primera convocatoria de protesta. Ríe "La gente vino simplemente a acampar; la policía irrumpió en el campamento y se enfrentó violentamente a unas treinta personas; la noticia de lo que había pasado se extendió por Internet y espontáneamente (que es lo importante), el día siguiente..."

"Martes" añade Juan Miguel.

"El día siguiente, la gente se presentó en Sol. No fue convocada por ¡Democracia Real YA! Así que nos dijimos, ya que de repente estamos 15.000 personas en Sol: ¡acampemos de nuevo!"

La Puerta del Sol es el centro motriz (y comercial) de Madrid. Una estación de metro y una gran estatua ecuestre de Carlos III son las principales atracciones de la zona peatonal. Durante la primera mitad del verano, una ciudad-campamento y un bazar improvisado ocuparon media plaza; había un muro de fotografías, un bar de temática anarquista y cientos de tiendas de campaña. Se transmitieron imágenes de la acampada a todo el mundo, fueron comparadas con Tahrir, imitadas y objeto de burla. Durante las manifestaciones se mantuvo una coexistencia extraña y pacífica entre los manifestantes y un constante flujo de turistas. Música de violines y dulcémeles flotaba desde las calles contiguas y una enorme valla publicitaria mostraba una imagen de una madre y su hijo corriendo hacia el agua mientras el marido juega a Angry Birds en la playa. Las protestas eran periódicas y multitudinarias: en julio, gente de todos los rincones del país caminó hasta Sol para reunirse en una masiva demostración de la persistencia de los indignados. Los megáfonos circulaban libremente. Entre otras ironías, las autoridades municipales instalaron inmensas telas para proteger a los compradores de las calles contiguas del cruel sol veraniego mientras que los ocupantes de la plaza se vieron abocados a cubrirse con trozos de plástico.

Para septiembre, el campamento de Sol se había visto reducido a una única mesa que exponía varias obras literarias y anuncios de próximos eventos. El cambio fue resultado de una reducción deliberada más que de la presión policial: durante una de las sesiones maratonianas de principios de junio ("mañana, tarde, medianoche..." dice Juan Miguel, con exasperación contenida) la asamblea popular de la acampada decidió desmontar el campamento y durante los meses siguientes hubo solo algunos intentos esporádicos de reestablecerlo. La idea es difundir la energía reunida en Madrid y propagarla a todo el país en la forma de nacientes asambleas populares, y atraer gente a la que probablemente no le seduzca la idea de acampar en una plaza. 

De este modo, el 15-M se ha descentralizado, formando una serie de casi 200 asambleas. La Asamblea Popular de Madrid actúa como una especie de supra-comité; los grupos de trabajo (que se reúnen en Madrid, no tienen líderes e invitan a todo el mundo a unirse a ellos) son lo más parecido a una figura organizadora que tienen los indignados.

Claramente, España se enfrenta a graves problemas (por ejemplo, la tasa de desempleo juvenil roza el 40%) Pero la inquietud, argumentan los indignados, es un prerrequisito para la acción. 

"La mayoría de las personas que había participado en Sol, mirándolo como el sitio central, tal y como era, al menos al principio, ha participado después en las asambleas de sus propios barrios" dice Juan Miguel. Habla apresuradamente y sus ojos se iluminan al decirlo. "De modo que existe también este enlace de comunicación (entre los grupos de trabajo y las asambleas): 'Ellos siguen viniendo aquí así que nosotros vamos a seguir viniendo" Así que siempre hay algún encuentro"

Lara asiente con la cabeza "El tener un punto de información fijo (en Sol) durante todo el verano se hizo para que la gente viera que no apoyamos ningún movimiento político. El movimiento es totalmente horizontal, abierto y (y lo que es más importante) intergeneracional. Lo que significa que lo mejor es que ahora la gente va más allá de los estereotipos. No lo ven como "Mira a esos críos, esos jóvenes que no hacen más que beber" No. Ahora podemos empezar a decir: '¿Has visto lo que ha pasado en las noticias? ¡Había una manifestación!"

En efecto, pese a los mejores intentos de los medios de comunicación mayoritarios de crear una impresión contraria, el 15-M ha demostrado tener un amplio atractivo. Hay pensionistas participando en las manifestaciones,se envían sugerencias desde zonas rurales. Alrededor de Sol, los comerciantes, cuyos beneficios las autoridades han estado tan ansiosas por proteger, han abierto sus baños, ofrecido comida y contribuido a las discusiones. Todo esto muestra que es endemoniadamente difícil representar a los indignados con una simple caricatura.

2.
Claramente, España se enfrenta a graves problemas (por ejemplo, la tasa de desempleo juvenil roza el 40%) Pero la inquietud, argumentan los indignados, es un prerrequisito para la acción. 

"Para mí" dice Lara "lo importante no es que hayamos conseguido este enorme éxito, sino que hemos cruzado barreras en beneficio de la democracia, de la libertad de expesión. También hemos demostrado que aún hoy en día existe censura y manipulación en los medios de comunicación. No todo es lo que parece o lo que ellos dicen que es. Hemos demostrado que hay varios medios de comunicación alternativos, distintas formas de ver una ley, de reaccionar contra esa ley, y que, en el fondo, todo el mundo reconoce que quiere un cambio a mejor. Creo que esto es muy importante. Ahora la gente es capaz de pensar a un nivel más elevado, es capaz de hablar sobre lo que sea que quieran, hay más opciones aparte de los sindicatos o los partidos políticos"

Este es el aguijón que causa que los líderes españoles se revuelvan confusos. El ex jefe del gobierno Felipe González puso la primera semilla para una comparativa de las revoluciones justo después de que en las elecciones del 22 de mayo se registrara el record de votos en blanco, al remarcar que "En el mundo árabe luchan por el voto. Pero aquí dicen que votar es una pérdida de tiempo." En septiembre, Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, aportó su propio y tentador análisis al declarar que los indignados estaban intentando "privatizar la Puerta del Sol y convertirla en la Bastilla" Los precipitados esfuerzos para apropiarse las protestas, por parte de cualquier partido de la oposición, han decaído de la misma forma.

"¿Así que realmente no es tanto un programa político como un proceso? Pregunto.

"Exacto" dice Juan Miguel. "Un proceso".

"Creo que no podemos participar en el juego si queremos cambiarlo", añade Lara. "No podemos formar otro partido político si estamos en contra de la forma de democracia representativa, sea cual sea el partido que esté en el poder. Estamos llevando a cabo un cambio radical de manera que todos los políticos y todos los ciudadanos se paren a pensar y consideren si esto que hay es real."

No es ninguna pequeñez. Su naturaleza abstracta e indefinida hace que sea difícil comprender lo que motiva las ocupaciones, acampadas y protestas en Occidente. Son el síntoma de una especie de inquietud de índole filosófica cuyas causas son económicas, pero cuya solución no tiene pronta respuesta. El 15M no va a desaparecer aunque a Los indignados les den un tercio de los escaños en las Cortes, el Parque Zuccotti no se va a vaciar aunque la décimo cuarta enmienda se modifique para abolir la consideración legal de las corporaciones como "personas". La cantidad de asuntos abominables sobre los que vale la pena protestar hace tiempo que ha traspasado la raya y lo que tenemos ahora es una abominación general que se está atacando en los términos más generales.

"No decimos 'somos un partido político', 'somos una asociación' o 'somos un colectivo' dice Lara "Somos un movimiento que pone sobre la mesa la realidad tal y como es".

"Es una cuestión histórica", continúa Juan Miguel, "la reacción política de los ciudadanos, esta cultura política nunca ha existido en España" La plaza está ahora oscura, en las aceras, los bares han encendido las luces exteriores, pero a unos veinte metros el Grupo de Trabajo de Discapacidad sigue trabajando duro. "La Constitución fue la mejor opción para cambiar la situación anterior: la dictadura (bajo Francisco Franco, que duró de 1939 a 1975). La única opción que había era la Democracia, y si era algo mejor, entonces adelante. La ciudadanía no tiene realmente una cultura política suficientemente adecuada como para ser crítica y meditar y ver claramente esta Constitución o este sistema electoral o este sistema político. Creo que se acerca la situación en que la gente tendrá suficiente rabia como para decir 'Mira, eso fue en el pasado. Perfecto. Ahora hace falta algo más' ".

Lo que ese algo pueda ser sigue en el aire. Lara y Juan Miguel fueron poco precisos sobre esto, tal y como lo han sido hasta ahora los manifestantes de Occidente. En Túnez, Egipto, Libia, Bahrain, Yemen y Siria la estrategia era bastante obvia al principio: derrocar al dictador y trabajar a partir de ahí. En una democracia occidental, sin embargo, en la que el enemigo es tan amorfo que casi resulta innombrable, el camino correcto no se ve tan claro.

"Ahí es donde yo creo que está la diferencia con las ocupaciones y acampadas en otros país; tomas la plaza durante uno, dos, tres días, como cualquier otra ocupación, pero no creas ninguno de estos grupos".

Esto fue antes de las manifestaciones de Occupy Wall Street, cuya persistencia ha sorprendido a muchos. Sin embargo, ella apunta bien. Tan solo el pasado abril, los expertos occidentales censuraban la apatía de sus activistas en comparación con la firmeza de tunecinos y egipcios. Ningún europeo ni ningún estadounidense, declaraban, se tomaría la molestia de protestar durante un fin de semana entero. El hecho de que la policía aún no le haya disparado a ningún español ni a ningún americano ciertamente les facilita las cosas, aun así, las manifestaciones de estos últimos meses han sido las más duraderas desde los años 60 y las más multitudinarias que algunos han visto jamás.

"Es un recordatorio de que todo es posible. No hacen falta personas importantes ni premios nóbel para que ocurran las cosas" dice Lara. "La vida comunal ha renacido".
Juan Miguel asiente, mira fijamente al suelo y añade "Nuestro propio canal de comunicación".
"Estos son pequeños logros", admite Lara. "No creo que se haya dado un gran cambio nacional. Pero hay pequeños logros muy importantes que perdurarán mucho tiempo".

3.
¿Qué es exactamente lo que perdurará? ¿La Democracia directa, horizontal y desjerarquizada? Los que se han implicado en el 15M (su número continua creciendo) sienten que el experimento de confrontación y democracia horizontal de este año tardará en ser olvidado. Se trata de una lección que políticos y burócratas quizá pronto teman aprender: que no resulta sencillo apaciguar a un grupo humano que hasta la fecha se ha dado el gran placer público de excluirte de la conversación.

OWS y sus ocupaciones hermanas aún tienen que crear una estructura más allá de sus zonas de confrontación; la situación actual podría resultar fatal si la energía de los manifestantes (o el interés del público) decayese. 

Nuestra discusión termina justo después de las nueve en punto. El famoso sol tardío español sigue arrojando rayos naranjas en el cielo pero la plaza y las calles de nuestro alrededor están oscuras. Volvemos tranquilamente a Sol, donde la protesta sindical se ha dispersado y los cuerpos que pululan por la plaza no dejan reconocer sus orígenes o sus ideas políticas. 

"Mucha gente piensa: mira este movimiento, lo que está creando" dice Lara lentamente, hojeando una carpeta llena de anuncios para varias protestas. "No. Ya estaba creado, pero había una forma mejor de expresar esa idea. Nosotros no creamos nada. Ya hay partidos políticos de sobra, sindicatos de sobra, montones de grupos críticos. Nosotros nos hemos limitado a mejorar esa estrategia."

Algunas observaciones sobre OWS:
—Al igual que otros levantamientos que han tenido lugar en el mundo desde el pasado diciembre, el 15M y OWS deben su fuerza inicial al espectáculo formado por las acampadas cerca de los centros económicos de sus países y por la permanencia de las mismas durante semanas y meses. Ahí radica la fascinación ejercida por OWS: en el hecho de que siguen allí. Los indignados comprendieron enseguida que debían pasar del espectáculo a la creación de una organización con una base sólida, lo que dio lugar al sistema de asambleas populares. OWS y sus organizaciones hermanas aún tienen que crear una estructura más allá de sus zonas de confrontación; la situación actual podría resultar fatal si la energía de los manifestantes (o el interés del público) decayese.

—Además de legitimar la actividad antisistema (que hasta entonces se consideraba reducida a las inquietudes antiglobalización de grupos estudiantiles o anarquistas sin trascendencia), el mayor logro del 15M es lo que Lara llama "la activación" de distintos canales de la sociedad que, aunque se hallaban en la misma onda, estaban aislados entre sí o carecían de una identidad coherente: trabajadores sociales, activistas de la energía verde, inmigrantes, pensionistas marginalizados, etc., muchísimas personas con quejas similares. OWS también puede conseguir esto, si es capaz de hacer un llamamiento generalizado y convincente a las organizaciones de la comunidad y a otras organizaciones sin ánimo de lucro menos interesadas en cuestiones políticas.

—El 15M hoy tiene menos que ver con las protestas que aún atraen a muchos miles de personas (mañana 15 de octubre es el día de la acción global y se espera a muchísima gente) y más con la creación de unas estructuras de poder alternativas que han adoptado la forma de asambleas populares y grupos de trabajo. Por ahora, todo consiste en discutir los asuntos de manera que de las asambleas no se han originado cambios concretos. Sin embargo, persiste la participación de la gente y se continua hablando, aunque no hay interés en tratar sobre la política de la corriente mayoritaria. La forma en que han conseguido atraer tanta atención ha sido no definiéndose como anti corriente sino promulgando otra corriente.

—Existen muchas demandas específicas tanto dentro como fuera del movimiento OWS, sobre enmiendas, impuestos o cambios de políticas. Las demandas concretas podrían convertir al movimiento en un actor político en toda regla, lo cual podría dar lugar a la consecución de más logros concretos que los conseguidos por el 15M. Sin embargo, también podrían comprometer la ocupación haciendola más fácilmente manipulable; quizá la mejor opción sea tomar el ejemplo de los indignados y construir la alternativa que deseas (¿con vistas a una confrontación futura?) en lugar de poner toda tu energía ahora en echar un gran pulso.

Para ser más preciso, algunos objetivos de OWS tomados de la experiencia del 15M son:
—Cambiar del espectáculo a la organización. La cobertura en los medios es una táctica no un fin y es necesario fundar estructuras definitivas fuera de las zonas de protesta.

—Llegar a las organizaciones locales no políticas y preguntarles cuáles son sus necesidades y demandas. No insistir en congregar a la gente bajo el paragüas de la "marca" OWS sino tratar de que la gente se dé cuenta de los nexos de unión entre las protestas actuales y otro tipo de trabajo social que lleva años en marcha.

—No restringir todo el impulso inicial a hacer exigencias políticas concretas.

—Hablar a la gente sobre el poder, no habler al poder sobre la gente.

J.E. Hamilton es un escritor afincado en Boston. Sus trabajos han sido publicados en Fifth Estate, Counterpunch y The Literary Review. En la actualidad trabaja en la traducción de la obra del poeta francés Pierre Albert-Birot.

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